miércoles, 21 de marzo de 2012

Desconocidos que comparten recuerdos

Estaban uno en frente del otro, mirándose. Pero esa mirada ya no era como las que se lanzaban unos meses atrás: Miradas con ganas, miradas de complicidad, miradas que comparten secretos, miradas capaces de hacer sonreír al otro. No, ya no era ese tipo de mirada. Ahora no había nada. Excepto frío. Ella trataba de aguantarse las lágrimas que luchaban por salir, por mostrar todo el dolor que tenía dentro. Él sólo pensaba en encontrar una manera de arreglarlo, de sentirse bien.
Se miraban y por cada una de sus mentes pasaban todos los momentos que habían compartido, disfrutado y aprovechado juntos. Se habían querido muchísimo y seguían haciéndolo. Ella siempre lo había sabido, él no. Él intentaba convencerse de que no estaba enamorado, cuando en efecto, lo estaba. Y ahora se le venía todo encima. Tenía que separarse de lo único que le había hecho feliz hasta ahora.
Sus ojos seguían en contacto. Ella ya tenía la cara empapada de lágrimas, a él se le resbalaba una lágrima por la mejilla.
Del amor a la distancia, a la ignorancia, a la indiferencia. Dos almas unidas que intentaban separarse, arrancarse mutuamente.
Dos personas que habían compartido alma, cama y corazón. Dos personas que se habían convertido en dos desconocidos con recuerdos.

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