lunes, 3 de septiembre de 2012

Más pasado que presente

Mirando el techo dejaba que la música sonara. Se preguntaba cómo había llegado a esa situación, cómo había permitido que pasara lo que más había temido. Suspiró. Cerró los ojos. Y entonces fue cuando el aleatorio de su móvil le regaló esa canción. La que menos quería que sonara, la que le traía recuerdos demasiado buenos y que entonces se habían transformado en recuerdos demasiado dolorosos. Dejó que esa tan familiar melodía le inundara todos los sentidos, recordando con exactitud esos momentos que había guardado muy dentro de ella, ocultándolos, evitándolos... para nunca más volver a encontrarse cara a cara con ellos. Pero ahí estaban. Y se preguntó cómo había llegado a creerse que lograría olvidar esos recuerdos. Y se contestó casi al instante: "nunca me lo creí". Después de tantos días ocultando esos sentimientos en forma de recuerdos, se permitió revivirlos, "sólo unos segundos", se prometió. Tarde, las lágrimas ya aparecían. Brillantes, saladas, calientes. Dolorosas. Lágrimas con sabor a momentos que no volverían, que se fueron igual que el protagonista de ellos. O quizá se fuera ella. La cuestión es que su sonrisa ya no la acompañaba en las tardes de invierno, ni en las mañanas de verano. Que seguramente estaría acompañando a otra, mucho más guapa y divertida. "Mientras él sonría...", pensó. Porque lo suyo se había acabado. Como duele. Y es que lo peor de cuando un amor se acaba, es eso, que se acaba. Se acaba como esa canción que estaba sonando. Se acaba como esas lágrimas traicioneras. Se acaba como el dolor. Tarde o temprano.

2 comentarios:

  1. Cómo jode, jodida reproducción aleatoria. También me ha pasado, por supuesto. Hay que superar las cosas, aunque parezca imposible. Con el tiempo...

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    1. Con el tiempo y con esfuerzo. No es fácil pero se acaba consiguiendo. Nada es para siempre, al fin y al cabo, ¿no? ¡Un beso!

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